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Pureza
La virtud que más brilla en el paraíso es la
pureza. San Juan Bosco
No nos llamó Dios a la impureza, sino a la
santidad. Por tanto, quien estos preceptos desprecia, no desprecia al hombre,
sino a Dios, que os dio su Espíritu Santo (1 Tes 4, 7-8).
La pureza no es sólo abstenerse de la impureza, o
sea, la templanza, sino que al mismo tiempo abre también un camino a un
descubrimiento cada vez más perfecto de la dignidad del cuerpo. Juan
Pablo II Enchiridion F, IV, p. 3082
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