Sumos Pontífices
Benedicto XVI
María
AÑO 2005
AGOSTO
*La fiesta de la Asunción es un día de alegría.
Dios ha vencido. El amor ha vencido. Ha vencido la vida. Se ha puesto de
manifiesto que el amor es más fuerte que la muerte, que Dios tiene la
verdadera fuerza, y su fuerza es bondad y amor (Homilía, 15 de agosto).
*En el cielo tenemos una madre. Y la Madre de Dios, la Madre del Hijo de Dios,
es nuestra madre (Homilía, 15 de agosto).
*María fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, y con Dios es reina
del cielo y de la tierra ¿Acaso así está alejada de nosotros? Al contrario.
Precisamente al estar con Dios y en Dios, está muy cerca de cada uno de
nosotros (Homilía, 15 de agosto).
*Al estar en Dios y con Dios, María está cerca de cada uno de nosotros, conoce
nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones, puede ayudarnos con su
bondad materna (Homilía, 15 de agosto).
*María vivía de la palabra de Dios: estaba impregnada de la palabra de Dios
(Homilía, 15 de agosto).
*Así María habla con nosotros, nos habla a nosotros, nos invita a conocer la
palabra de Dios, a amar la palabra de Dios, a vivir con la palabra de Dios, a
pensar con la palabra de Dios (Homilía, 15 de agosto).
*El cielo es nuestra morada definitiva. Desde allí
María, con su ejemplo,
nos anima a aceptar la voluntad de Dios, a
no dejarnos seducir por las sugestiones falaces de todo lo que es efímero y
pasajero, a no ceder ante las tentaciones del egoísmo y del mal que apagan en
el corazón la alegría de la vida (Ángelus, 15 de agosto).
SEPTIEMBRE
*María, presente en el Calvario junto a la cruz está también presente, con la
Iglesia y como Madre de la Iglesia, en cada una de nuestras celebraciones
eucarísticas (Ángelus, 11 de septiembre).
DICIEMBRE
*En María, la Inmaculada, encontramos la esencia de la Iglesia de un modo no
deformado (Homilía, 8 de diciembre).
*El hecho de que María está totalmente en Dios
es la razón por la que está también tan
cerca de los hombres. Por eso puede ser la Madre de todo consuelo y de toda
ayuda, una Madre a la que todos, en cualquier necesidad, pueden osar dirigirse
en su debilidad y en su pecado, porque ella lo comprende todo y es para todos
la fuerza abierta de la bondad creativa (Homilía, 8 de diciembre).
*En María la bondad de Dios se acercó y se acerca mucho a nosotros. Así María
está ante nosotros como signo de consuelo, de aliento y de esperanza (Homilía,
8 de diciembre).
*Dar gracias al Señor por el gran signo de su bondad que nos dio en María, su
Madre y Madre de la Iglesia (Homilía, 8 de diciembre).
*En la Madre de Cristo y madre nuestra se realizó perfectamente la vocación de
todo ser humano (Ángelus, 8 de diciembre).
*Al mirar a la Virgen, se aviva en nosotros, sus hijos, la aspiración a la
belleza, a la bondad y a la pureza de corazón (Ángelus, 8 de diciembre).
*El candor celestial de María nos atrae hacia Dios, ayudándonos a superar la
tentación de una vida mediocre, hecha de componendas con el mal, para
orientarnos con determinación hacia el auténtico bien, que es fuente de
alegría (Ángelus, 8 de diciembre).
*El programa de la vida de María: no ponerse a sí misma en el centro, sino
dejar espacio a Dios, a quien encuentra tanto en la oración como en el
servicio al prójimo (Encíclica-41, 25 de diciembre).
AÑO 2006
FEBRERO
*La primera persona que se asocia a Cristo en el camino de la obediencia, de
la fe probada y del dolor compartido, es su madre, María (Homilía, 2 de
febrero).
AGOSTO
*María es ejemplo y apoyo para todos los creyentes: Nos impulsa a no
desalentarnos ante las dificultades y los inevitables problemas de todos los
días (Ángelus, 15 de agosto).
*Contemplando a María en la gloria celestial, comprendemos qua tampoco para
nosotros la tierra es una patria definitiva y que, si vivimos orientados hacia
los bienes eternos, un día compartiremos su misma gloria y así se hace más
hermosa también la tierra (Audiencia, 16 de agosto).
*La señal luminosa de la Virgen María elevada al cielo brilla aún más cuando
parecen acumularse en el horizonte sombras tristes de dolor y violencia
(Audiencia, 16 de agosto).
SEPTIEMBRE
*Acojamos también nosotros a María como la estrella de nuestra vida, que nos
introduce en la gran familia de Dios. Sí, el que cree nunca está solo
(Homilía, 12 de septiembre).
*El dolor de María
forma un todo con el de su Hijo. Es un dolor
lleno de fe y de amor. La Virgen en el Calvario participa en la fuerza
salvífica del dolor de Cristo, uniendo su “fiat”, su “sí” al de su Hijo
(Ángelus, 17 de septiembre).
OCTUBRE
*En la unión con Cristo nos precede y nos guía la Virgen María…En ella
encontramos, pura e inalterada, la verdadera esencia de la Iglesia y así, a
través de ella, aprendemos a conocer y a amar el misterio de la Iglesia que
vive en la historia (Discurso, 19 de octubre).
NOVIEMBRE
*A la derecha de Cristo está asociada de modo singularísimo la Virgen María:
uniendo su sí incondicional al de su Hijo Jesús y haciéndose con él obediente
hasta el sacrificio… Por eso, Dios la exaltó por encima de toda criatura y
Cristo la coronó Reina del cielo y de la tierra (Ángelus, 26 de noviembre).
*Viendo desde lo alto de la cruz a su Madre y a su lado al discípulo amado,
Cristo agonizante reconoció la primicia de la nueva familia que había venido a
formar en el mundo, el germen de la Iglesia y de la nueva humanidad (Homilía,
29 de noviembre).
AÑO 2007
FEBRERO
*La Virgen María, que con su fe y su obra maternal colaboró de manera única en
nuestra Redención (Audiencia, 14 de febrero).
JUNIO
*Que la Virgen María, Mujer eucarística,
nos introduzca en el secreto de la verdadera
adoración (Ángelus, 10 de junio).
JULIO
*Contemplemos a María santísima. La Virgen, humilde esclava del Señor, es
modelo de persona espiritual, plenamente libre por ser inmaculada, inmune de
pecado y toda santa, dedicada al servicio de Dios y del prójimo (Ángelus, 1 de
julio).
AGOSTO
*María, al ser elevada a los cielos, no se alejó de nosotros, sino que está
aún más cercana, y su luz se proyecta sobre nuestra vida y sobre la historia
de la humanidad entera (Ángelus, 15 de agosto).
*Necesitamos sentirla madre y hermana en las situaciones concretas de nuestra
existencia (Ángelus, 15 de agosto).
*Para poder compartir un día, también nosotros para siempre su mismos destino
(de María), imitémosla ahora en el dócil seguimiento de Cristo y en el
generoso servicio a los hermanos (Ángelus, 15 de agosto).
*La Virgen María, Reina de la paz, compartió hasta el martirio del alma la
lucha de su Hijo Jesús contra el Maligno, y sigue compartiéndola hasta el fin
de los tiempos (Ángelus, 19 de agosto).
SEPTIEMBRE
*También debemos aprender de
María a acogernos mutuamente con el mismo
amor con que ella nos acoge a todos: a cada uno en su singularidad, querido
como tal y amado por Dios (Encuentro, 7 de septiembre).
*Elevemos los ojos hacia María, que nos muestra a qué esperanza estamos
llamados, pues ella personifica lo que el hombre es de verdad (Encuentro, 7 de
septiembre).
NOVIEMBRE
*Y ¿quién mejor que María podría ser para nosotros estrella de esperanza, Ella
que con su “sí” abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo? (Encíclica-49,
30 de noviembre).
DICIEMBRE
*Jesús, antes de consumar su sacrificio, nos
dio a María como madre y a ella nos
encomendó como hijos suyos. Misterio de misericordia y de amor, don que
enriquece a la Iglesia con una fecunda maternidad espiritual (Discurso, 8 de
diciembre).
*Si la vida es un camino, y este camino a menudo resulta oscuro, duro y
fatigoso, ¿qué estrella podrá iluminarlo?...La Iglesia mira a María como
“Estrella de Esperanza” (Discurso-homenaje, 8 de diciembre).
*La Virgen María, que no comunicó al mundo una idea, sino a Jesús mismo, el
Verbo encarnado, es modelo incomparable de evangelización (Ángelus, 23 de
diciembre).
*Al contemplarla, la Iglesia distingue en ella los rasgos de su propia
fisonomía: María vive la fe y la caridad; María es una criatura salvada ella
también por el único Salvador; María colabora en la iniciativa de salvación de
toda la Humanidad (Homilía, 31 de diciembre).
*María constituye para la Iglesia su propia imagen más auténtica (Homilía, 31
de diciembre).
AÑO 2008
ENERO
*Precisamente por ser Madre de la Iglesia, la Virgen es también Madre de cada
uno de nosotros, que somos miembros del Cuerpo místico de Cristo (Audiencia, 2
de enero).
*“Y desde
aquella hora el discípulo la acogió en su
casa”; la acogió en su propia realidad, en su propio ser. Así forma parte de
su vida y las dos vidas se compenetran (Audiencia, 2 de enero).
AGOSTO
*María entró en el cielo detrás de su Hijo, asociada a su gloria, después de
haber sido asociada a su pasión (Homilía, 15 de agosto).
*Mirando a la Virgen elevada al cielo comprendemos
mejor que nuestra vida de cada día, aunque marcadas por pruebas y
dificultades, corre como un río hacia el océano divino, hacia la plenitud de
la alegría y de la paz
(Homilía, 15 de agosto).
*María elevada al cielo nos indica la meta última de nuestra peregrinación
terrestre. Nos recuerda que todo nuestro ser –espíritu, alma y cuerpo- está
destinado a la plenitud de la vida: que quien vive y muere en el amor de Dios
y del prójimo será transfigurado a imagen del cuerpo glorioso de Cristo
resucitado (Ángelus, 15 de agosto).
SEPTIEMBRE
*En el silencio de la oración que María sea vuestra confidente (Homilía, 14 de
septiembre).
*La Madre de Cristo entró en la Pasión de su Hijo por su compasión (Homilía,
15 de septiembre).
NOVIEMBRE
*La Virgen María, la más humilde de todas las criaturas, es la más grande a
los ojos de Dios y se sienta, como Reina, a la derecha de Cristo Rey (Ángelus,
23 de noviembre).
DICIEMBRE
*Volviendo la mirada a María reconocemos en ella la “sonrisa de Dios”, el
reflejo inmaculado de la luz divina (Discurso, 8 de diciembre).
*A la madre se le presentan las alegrías, pero se le confían también las
preocupaciones, seguros de encontrar en ella fortaleza para no abatirse y
apoyo para seguir adelante (Discurso, 8 de diciembre).
AÑO 2009
FEBRERO
*La Virgen nos da esta confianza, nos toma de la mano, nos guía, nos ayuda en
el camino para unirnos a la voluntad de Dios, como ella lo hizo desde el
primer momento, expresando esta unión en su “fiat” (Lectio divina, 21 de
febrero).
AGOSTO
*El “sí” de María es, por consiguiente, la puerta por la que Dios pudo entrar
en el mundo, hacerse hombre (Audiencia, 12 de agosto).
*Acoger a María significa introducirla en el
dinamismo
de toda la propia existencia –no es algo
exterior- y en todo lo que constituye el horizonte del propio apostolado
(Audiencia, 12 de agosto).
*En la Asunción de María contemplamos lo que estamos llamados a alcanzar en el
seguimiento de Cristo Señor y en la obediencia a su Palabra, al final de
nuestro camino en la tierra (Homilía, 15 de agosto).
*La Asunción nos recuerda que la vida de María, como la de todo cristiano, es
un camino de seguimiento, de seguimiento de Jesús, un camino que tiene una
meta bien precisa, un futuro ya trazado: la victoria definitiva sobre el
pecado y sobre la muerte, y la comunión plena con Dios (Homilía, 15 de
agosto).
*María ya entró en la plenitud de la unión con Dios, con su Hijo, y nos atrae
y nos acompaña en nuestro camino (Homilía, 15 de agosto).
*En la Virgen elevada al cielo contemplamos la coronación de su fe, del camino
de fe que ella indica a la Iglesia y a cada uno de nosotros (Homilía, 15 de
agosto).
AÑO 2010
AGOSTO
*Al terminar su vida terrena, María fue elevada en alma y cuerpo al cielo, es
decir, a la gloria de la vida eterna, a la comunión plena y perfecta con Dios
(Homilía, 15 de agosto).
*Este es, por tanto, el núcleo de nuestra fe en la
Asunción: creemos que María, como Cristo, su Hijo, ya ha vencido
la muerte y triunfa ya en la gloria
celestial en la totalidad de su ser, “en cuerpo y alma” (Homilía, 15 de
agosto).
*La Virgen es el ejemplo perfecto de esta verdad evangélica, es decir, que
Dios humilla a los soberbios y poderosos de este mundo y enaltece a los
humildes (Ángelus, 22 de agosto).
*La pequeña y sencilla muchacha de Nazaret se ha convertido en la Reina del
mundo. Esta es una de las maravillas que revelan el corazón de Dios (Ángelus,
22 de agosto).
*Naturalmente la realeza de María depende totalmente de la de Cristo: él es el
Señor, a quien, después de la humillación de la muerte en la cruz, el Padre ha
exaltado por encima de toda criatura en los cielos, en la tierra y en los
abismos (Ángelus, 22 de agosto).
*Por un designio de la gracia, la Madre Inmaculada ha sido plenamente asociada
al misterio del Hijo: a su encarnación; a su vida terrena, primero oculta en
Nazaret y después manifestada en el ministerio mesiánico; a su pasión y
muerte; y por último a la gloria de la resurrección y ascensión al cielo
(Ángelus, 22 de agosto).
*Sí, María es la primera que pasó por el “camino” abierto por Cristo para
entrar en el reino de Dios, un camino accesible a los humildes, a quienes se
fían de la Palabra de Dios y se comprometen a ponerla en práctica (Ángelus, 22
de agosto).
FEBRERO
*La Iglesia nos invita a aprender de María, mediante el rezo del santo
rosario, a contemplar el proyecto de amor del Padre sobre la humanidad, para
amarla como él la ama. ¿No es este también el sentido de la misión? (Mensaje,
6 de febrero).
SEPTIEMBRE
*La realidad humana, creada por medio del Verbo, encuentra su figura perfecta
precisamente en la fe obediente de María. Ella, desde la Anunciación hasta
Pentecostés, se nos presenta como mujer enteramente disponible a la voluntad
de Dios (Exhortación Apostólica-27, 30 de septiembre).
*Es la Inmaculada Concepción, la «llena de gracia» por Dios,
incondicionalmente dócil a la Palabra divina. Su fe obediente plasma cada
instante de su existencia según la iniciativa de Dios. Virgen a la escucha,
vive en plena sintonía con la Palabra divina; conserva en su corazón los
acontecimientos de su Hijo, componiéndolos como en un único mosaico
(Exhortación Apostólica-27, 30 de septiembre).
*Es necesario ayudar a los fieles a descubrir de una manera más perfecta el
vínculo entre María de Nazaret y la escucha creyente de la Palabra divina
(Exhortación Apostólica-27, 30 de septiembre).
*No se puede pensar en la encarnación del Verbo sin tener en cuenta la
libertad de esta joven mujer, que con su consentimiento coopera de modo
decisivo a la entrada del Eterno en el tiempo (Exhortación Apostólica-27, 30
de septiembre).
*María es la figura de la Iglesia a la escucha de la Palabra de Dios, que en
ella se hace carne (Exhortación Apostólica-27, 30 de septiembre).
*María es también símbolo de la apertura a Dios y a los demás; escucha activa,
que interioriza, asimila, y en la que la Palabra se convierte en forma de vida
(Exhortación Apostólica-27, 30 de septiembre).
*María habla y piensa con la Palabra de Dios; la Palabra de Dios se convierte
en palabra suya, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Así se pone de
manifiesto, además, que sus pensamientos están en sintonía con el pensamiento
de Dios, que su querer es un querer con Dios. Al estar íntimamente penetrada
por la Palabra de Dios, puede convertirse en madre de la Palabra encarnada»
(Exhortación Apostólica-28, 30 de septiembre).
*La referencia a la Madre de Dios nos muestra que el obrar de Dios en el mundo
implica siempre nuestra libertad, porque, en la fe, la Palabra divina nos
transforma (Exhortación Apostólica-28, 30 de septiembre).
*Contemplando en la Madre de Dios una existencia totalmente modelada por la
Palabra, también nosotros nos sentimos llamados a entrar en el misterio de la
fe, con la que Cristo viene a habitar en nuestra vida (Exhortación
Apostólica-28, 30 de septiembre).
*Así pues, todo lo que le sucedió a María puede sucedernos ahora a cualquiera
de nosotros en la escucha de la Palabra y en la celebración de los sacramentos
(Exhortación Apostólica-28, 30 de septiembre).
*Esta íntima relación entre la Palabra de Dios y la alegría se manifiesta
claramente en la Madre de Dios. Recordemos las palabras de santa Isabel:
«Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá» [Lc
1,45] (Exhortación Apostólica-124, 30 de septiembre).
*María es dichosa porque tiene fe, porque ha creído, y en esta fe ha acogido
en el propio seno al Verbo de Dios para entregarlo al mundo. La alegría que
recibe de la Palabra se puede extender ahora a todos los que, en la fe, se
dejan transformar por la Palabra de Dios (Exhortación Apostólica-124, 30 de
septiembre).
*Jesús muestra la verdadera grandeza de María, abriendo así también para todos
nosotros la posibilidad de esa bienaventuranza que nace de la Palabra acogida
y puesta en práctica (Exhortación Apostólica-124, 30 de septiembre).
NOVIEMBRE
*Desde el abismo de su dolor, participación en el del Hijo,
María
fue capaz de acoger la nueva misión: ser la Madre de Cristo en sus miembros.
En la hora de la cruz, Jesús le presenta a cada uno de sus discípulos
diciéndole: «He ahí a tu Hijo» (cf.
Jn
19, 26-27). La compasión maternal hacia el Hijo se
convierte en compasión maternal hacia cada uno de nosotros en nuestros
sufrimientos diarios (Mensaje, 21 de noviembre).
*Hay una misteriosa correspondencia entre la espera de Dios y la de María, la
criatura «llena de gracia», totalmente transparente al designio de amor del
Altísimo (Ángelus, 28 de noviembre).
*Aprendamos de María, Mujer del Adviento, a vivir los gestos cotidianos con un
espíritu nuevo, con el sentimiento de una espera profunda, que sólo la venida
de Dios puede colmar (Ángelus, 28 de noviembre).
DICIEMBRE
*«¡Alégrate, llena de gracia!, el Señor está contigo», dice el mensajero de
Dios, y de este modo revela la identidad más profunda de María, el «nombre»,
por así decir, con el que Dios mismo la conoce: «llena de gracia» (Ángelus, 8
de diciembre).
*María, desde el momento en que fue concebida por sus padres, fue objeto de
una singular predilección por parte de Dios, quien en su designio eterno la
escogió para ser madre de su Hijo hecho hombre y, por consiguiente, preservada
del pecado original (Ángelus, 8 de diciembre).
*Por eso, el ángel se dirige a ella con este nombre (“llena de gracia”), que
implícitamente significa: «colmada desde siempre del amor de Dios», de su
gracia (Ángelus, 8 de diciembre).
*El misterio de la Inmaculada Concepción es fuente de luz interior, de
esperanza y de consuelo (Ángelus, 8 de diciembre).
*En
medio de las pruebas de la vida, y especialmente de las contradicciones que
experimenta el hombre en su interior y a su alrededor, María, Madre de Cristo,
nos dice que la Gracia es más grande que el pecado, que la misericordia de
Dios es más poderosa que el mal y sabe transformarlo en bien (Ángelus, 8 de
diciembre).
*Esta mujer, la Virgen María, se benefició anticipadamente de la muerte
redentora de su Hijo y desde la concepción fue preservada del contagio de la
culpa. Por eso, con su corazón inmaculado, nos dice: confiad en Jesús, él os
salvará (Ángelus, 8 de diciembre).
*Que María nos ayude sobre todo a tener fe en Dios, a creer en su Palabra, a
rechazar siempre el mal y a escoger el bien (Ángelus, 8 de diciembre).
*Y como el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros, también ella, su Madre,
fue preservada del pecado por nosotros, por todos, como anticipación de la
salvación de Dios para cada hombre (H0menaje a la Virgen, 8 de diciembre).
*Así María nos dice que todos estamos llamados a abrirnos a la acción del
Espíritu Santo para poder llegar a ser, en nuestro destino final, inmaculados,
plena y definitivamente libres del mal. Nos lo dice con su misma santidad, con
una mirada llena de esperanza y de compasión ( Homenaje a la Virgen, 8 de
diciembre).
*María nos da este mensaje, y cuando vengo aquí, en esta fiesta, me conmueve,
porque siento que va dirigido a toda la ciudad, a todos los hombres y las
mujeres que viven en Roma: también a quien no piensa en ello, a quien hoy ni
siquiera recuerda que es la fiesta de la Inmaculada; a quien se siente solo y
abandonado (Homenaje a la Virgen, 8 de diciembre).
*La mirada de María es la mirada de Dios dirigida a
cada uno de nosotros. Ella nos mira con el amor mismo del Padre y nos bendice.
Se comporta como nuestra «abogada» y así la invocamos en la
Salve, Regina:
«Advocata nostra» (Homenaje a laVirgen, 8 de diciembre).
*Aunque todos hablaran mal de nosotros, ella, la Madre, hablaría bien, porque
su corazón inmaculado está sintonizado con la misericordia de Dios. Ella ve
así la ciudad: no como un aglomerado anónimo, sino como una constelación donde
Dios conoce a todos personalmente por su nombre, uno a uno, y nos llama a
resplandecer con su luz (Homenaje a la Virgen, 8 de diciembre).
*La Madre nos mira como Dios la miró a ella, joven humilde de Nazaret,
insignificante a los ojos del mundo, pero elegida y preciosa para Dios.
Reconoce en cada uno la semejanza con su Hijo Jesús, aunque nosotros seamos
tan diferentes. ¿Quién conoce mejor que ella el poder de la Gracia divina?
¿Quién sabe mejor que ella que nada es imposible a Dios, capaz incluso de
sacar el bien del mal? (Homenaje a la Virgen, 28 de diciembre).
*Queridos hermanos y hermanas, este es el mensaje que recibimos aquí, a los
pies de María Inmaculada. Es un mensaje de confianza para cada persona de esta
ciudad y de todo el mundo. Un mensaje de esperanza que no está compuesto de
palabras, sino de su misma historia (Homenaje a la Virgen, 8 de diciembre).
*Virgen María: Infunde la fuerza para rechazar el mal, en todas sus formas, y
elegir el bien, incluso cuando cuesta e implica ir contracorriente. Danos la
alegría de sentirnos amados por Dios, bendecidos por él, predestinados a ser
sus hijos (Homenaje a la Virgen, 8 de diciembre).
AÑO 2011
ENERO
*María es verdaderamente Madre de Dios precisamente en virtud de su relación
total con Cristo (Homilía, 1 de enero).
*El título de “Madre de Dios” subraya la misión única de la Virgen santísima
en la historia de la salvación: misión que está en la base del culto y de la
devoción que el pueblo cristiano le profesa (Homilía, 1 de enero).
*María no recibió el don de Dios sólo para ella, sino para llevarlo al mundo:
en su virginidad fecunda, Dios dio a los hombres los bienes de la salvación
eterna (Homilía, 1 de enero).
*María, que dio la vida terrena al Hijo de Dios, sigue dando a los hombres la
vida divina, que es Jesús mismo y su Santo Espíritu (Homilía, 1 de enero).
*María es la imagen perfecta de la Iglesia que da al mundo la luz de Cristo:
es la Estrella de la evangelización (Ángelus, 6 de enero).
MARZO
*El icono de la Anunciación a María representa mucho más que ese episodio
evangélico particular, por más fundamental que sea: contiene todo el misterio
de María, toda su historia, su ser; y, al mismo tiempo, habla de la Iglesia,
de su esencia de siempre, al igual que de cada creyente en Cristo, de cada
alma cristiana llamada (Discurso, 4 de marzo).
MAYO
*María se fio; es «bendita» (cf.
Lc
1, 42) por haber creído (cf.
Lc
1, 45); hasta tal punto se revistió de Cristo que entró en el «séptimo día»,
participando en el descanso de Dios. Las disposiciones de su corazón —la
escucha, la acogida, la humildad, la fidelidad, la alabanza y la espera—
corresponden a las actitudes interiores y a los gestos que plasman la vida
cristiana. De ellos se alimenta la Iglesia, consciente de que expresan lo que
Dios espera de ella (Discurso, 26 de mayo).
AGOSTO
*Al contemplar a la Virgen María se nos da otra gracia: la de poder ver en
profundidad también nuestra vida. Sí, porque también nuestra existencia
diaria, con sus problemas y sus esperanzas recibe luz de la Madre de Dios, de
su itinerario espiritual, de su destino de gloria: un camino y una meta que
pueden y deben llegar a ser, de alguna manera, nuestro mismo camino y nuestra
misma meta (Homilía, 15 de agosto).
*El Nuevo Testamento nos dice que la verdadera arca de la alianza es una
persona viva y concreta: es la Virgen María. Dios no habita en un mueble, Dios
habita en una persona, en un corazón: María, la que llevó en su seno al Hijo
eterno de Dios hecho hombre, Jesús nuestro Señor y Salvador (Homilía, 15 de
agosto).
*María
es el arca de la alianza, porque acogió en sí a Jesús; acogió en sí la Palabra
viva, todo el contenido de la voluntad de Dios, de la verdad de Dios; acogió
en sí a Aquel que es la Alianza nueva y eterna, que culminó con la ofrenda de
su cuerpo y de su sangre: cuerpo y sangre recibidos de María (Homilía, 15 de
agosto).
*María, arca viviente de la alianza, tiene un extraordinario destino de
gloria, porque está tan íntimamente unida a su Hijo, a quien acogió en la fe y
engendró en la carne, que comparte plenamente su gloria del cielo (Homilía, 15
de agosto).
*Hoy la Iglesia canta el amor inmenso de Dios por esta criatura suya: la
eligió como verdadera «arca de la alianza», como Aquella que sigue engendrando
y dando a Cristo Salvador a la humanidad (Homilía, 15 de agosto).
*María es la nueva arca de la alianza, ante la cual
el corazón exulta de alegría, la Madre de Dios presente en el mundo, que no
guarda para sí esta divina presencia, sino que la ofrece compartiendo la
gracia de Dios. Y así —como dice la oración— María es realmente «causa
nostrae laetitiae», el «arca» en la que
verdaderamente el Salvador está presente entre nosotros (Homilía, 15 de
agosto).
*También nosotros somos destinatarios del inmenso amor que Dios reservó
—ciertamente, de una manera absolutamente única e irrepetible— a María
(Homilía, 15 de agosto).
*En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la
esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para
alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino
dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los
momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas (Homilía, 15 de
agosto).
*María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica
con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la
comunión de alegría y de paz con Dios (Homilía, 15 de agosto).
*En la plenitud de los tiempos, Jesús, nuevo Adán, y María, nueva Eva, vencen
definitivamente al enemigo (Angelus, 15 de agosto).
*María fue la primera en tomar en sus brazos al Hijo de Dios, Jesús, hecho
niño, y ahora es la primera en estar a su lado en la gloria del cielo (Angelus,
15 de agosto).
*En María vemos la meta hacia la cual caminan todos
los que saben unir su propia vida a la de Jesús, que lo saben seguir como hizo
María (Angelus, 15 de agosto).
SEPTIEMBRE
*Cuando los cristianos se dirigen a María en todos
los tiempos y lugares, se dejan guiar por la certeza espontánea de que Jesús
no puede rechazar las peticiones que le presenta su Madre; y se apoyan en la
confianza inquebrantable de que María es también Madre
nuestra
(Vísperas, 23 de septiembre).
*Sabemos que el corazón es también el órgano de la sensibilidad más profunda
para el otro, así como de la íntima compasión. En el corazón de María
encuentra cabida el amor que su divino Hijo quiere ofrecer al mundo (Vísperas,
23 de septiembre).
*La devoción mariana se concentra en la contemplación de la relación entre la
Madre y su divino Hijo. Los fieles, en la oración, en las pruebas, en la
gratitud y en la alegría, han encontrado siempre nuevos aspectos y títulos que
nos pueden abrir a este misterio como, por ejemplo, la imagen del Corazón
Inmaculado de María, símbolo de la unidad profunda y sin reservas con Cristo
en el amor. (Vísperas, 23 de septiembre)
*No es la autorrealización, el querer poseer y construirse a sí mismo, la que
lleva a la persona a su verdadero desarrollo, un aspecto que hoy se propone
como modelo de la vida moderna, pero que fácilmente se convertirse en una
forma de egoísmo refinado (Vísperas, 23 de septiembre).
*En María, Dios ha hecho confluir todo el bien y, por medio de Ella, no cesa
de difundirlo ulteriormente en el mundo (Vísperas, 23 de septiembre).
*Desde la Cruz, desde el trono de la gracia y la redención, Jesús ha entregado
a los hombres como Madre a María, su propia Madre. En el momento de su
sacrificio por la humanidad, Él constituye en cierto modo a María, mediadora
del flujo de gracia que brota de la Cruz (Vísperas, 23 de septiembre).
*Bajo la Cruz, María se hace compañera y protectora de los hombres en el
camino de su vida (Vísperas, 23 de septiembre).
*En la vida pasamos por vicisitudes alternas, pero María intercede por
nosotros ante su Hijo y nos ayuda a encontrar la fuerza del amor divino del
Hijo y de abrirnos a él (Vísperas, 23 de septiembre).
*Nuestra confianza en la intercesión eficaz de la Madre de Dios y nuestra
gratitud por la ayuda que experimentamos continuamente llevan consigo de algún
modo el impulso a dirigir la reflexión más allá de las necesidades del momento
(Vísperas, 23 de septiembre).
OCTUBRE
*Por la fe,
María
acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de
Dios en la obediencia de su entrega (Carta Apostólica, 11 de octubre).
*La Virgen María, que no tuvo miedo de responder «sí» a la Palabra del Señor
y, después de haberla concebido en su seno, se puso en camino llena de alegría
y esperanza, sea siempre vuestro modelo y vuestra guía (Homilía, 16 de octubre
de 2011).
*Aprended de la Madre del Señor y Madre nuestra a
ser humildes y al mismo tiempo valientes, sencillos y prudentes, mansos y
fuertes, no con la fuerza del mundo, sino con la de la verdad
(Homilía, 16 de octubre de 2011).
*María es bienaventurada porque su vientre llevó al Salvador, pero sobre todo
porque acogió el anuncio de Dios, porque fue una custodia atenta y amorosa de
su Palabra (Audiencia, 9 de noviembre).
*María, que acogió y engendró la Palabra, sea nuestra guía y consuelo,
estrella polar que indica la senda de la felicidad (Audiencia, 9 de
noviembre).
*Que la Virgen María sea nuestra maestra de laboriosa y alegre vigilancia en
el camino hacia el encuentro con Dios (Angelus, 13 de noviembre).
DICIEMBRE
*María,
la primera en escuchar la invitación del ángel: «Alégrate, llena de gracia: el
Señor está contigo» (Lc
1, 28), nos señala el camino para alcanzar la verdadera alegría, la que
proviene de Dios (Homilía, 11 de diciembre).
*Por su «sí» a la llamada de Dios, la Virgen María manifiesta entre los
hombres el amor divino. En este sentido, Ella, con sencillez y corazón de
madre, sigue indicando la única Luz y la única Verdad: su Hijo Jesucristo
(Homilía, 12 de diciembre).
*De hecho, la Virgen María no sólo concibió, sino que lo hizo por obra del
Espíritu Santo, es decir, de Dios mismo. El ser humano que comienza a vivir en
su seno toma la carne de María, pero su existencia deriva totalmente de Dios.
Es plenamente hombre, hecho de tierra —para usar el símbolo bíblico—, pero
viene de lo alto, del cielo (Angelus, 18 de diciembre).
*El hecho de que María conciba permaneciendo virgen
es, por consiguiente, esencial para el conocimiento de Jesús y para nuestra
fe, porque atestigua que la iniciativa fue de Dios y sobre todo revela
quién es
el concebido (Angelus, 18 de diciembre).
*Por eso es tan importante aquella única pregunta
que María, «turbada grandemente», dirige al ángel: «¿Cómo será eso, pues no
conozco varón?» (Lc
1, 34). En su sencillez, María es muy sabia: no duda del poder de Dios, pero
quiere entender mejor su voluntad, para adecuarse completamente a esa voluntad
(Angelus, 18 de diciembre).
*El «sí» de María implica a la vez la maternidad y la virginidad, y desea que
todo en ella sea para gloria de Dios, y que el Hijo que nacerá de ella sea
totalmente don de gracia (Angelus, 18 de diciembre).
*La virginidad de María es única e irrepetible; pero su significado espiritual
atañe a todo cristiano. En definitiva, está vinculado a la fe: de hecho, quien
confía profundamente en el amor de Dios, acoge en sí a Jesús, su vida divina,
por la acción del Espíritu Santo (Angelus, 18 de diciembre).
*La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro
del Hijo le pertenece a título especial, porque se formó en su seno, tomando
de ella también la semejanza humana. Nadie se dedicó con tanta asiduidad a la
contemplación de Jesús como María. La mirada de su corazón se concentra en él
ya desde el momento de la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu
Santo; en los meses sucesivos advierte poco a poco su presencia, hasta el día
del nacimiento, cuando sus ojos pueden mirar con ternura maternal el rostro
del hijo, mientras lo envuelve en pañales y lo acuesta en el pesebre
(Audiencia, 28 de diciembre).
*Los recuerdos de Jesús, grabados en su mente y en su corazón, marcaron cada
instante de la existencia de María. Ella vive con los ojos en Cristo y
conserva cada una de sus palabras (Audiencia, 28 de diciembre).
*La capacidad de María de vivir de la mirada de Dios es, por decirlo así,
contagiosa. San José fue el primero en experimentarlo. Su amor humilde y
sincero a su prometida esposa y la decisión de unir su vida a la de María lo
atrajo e introdujo también a él, que ya era un «hombre justo» [Mt
1, 19], en una intimidad singular con Dios (Audiencia, 28 de diciembre).
AÑO 2012
MARZO
*Venerar a la Madre de Jesús en la Iglesia significa, por consiguiente,
aprender de ella a ser comunidad que ora: esta es una de las notas esenciales
de la primera descripción de la comunidad cristiana trazada en los
Hechos de los Apóstoles
(Audiencia, 14 de marzo).
*Con frecuencia se recurre a la oración por situaciones de dificultad, por
problemas personales que impulsan a dirigirse al Señor para obtener luz,
consuelo y ayuda. María invita a abrir las dimensiones de la oración, a
dirigirse a Dios no sólo en la necesidad y no sólo para pedir por sí mismos,
sino también de modo unánime, perseverante y fiel, con «un solo corazón y una
sola alma» (Audiencia, 14 de marzo).
*El Señor puso a la Madre de Jesús en momentos decisivos de la historia de la
salvación y ella supo responder siempre con plena disponibilidad, fruto de un
vínculo profundo con Dios madurado en la oración asidua e intensa (Audiencia,
14 de marzo).
*María nos enseña la necesidad de la oración y nos indica que sólo con un
vínculo constante, íntimo, lleno de amor con su Hijo podemos salir de «nuestra
casa», de nosotros mismos, con valentía, para llegar hasta los confines del
mundo y anunciar por doquier al Señor Jesús, Salvador del mundo (Audiencia, 14
de marzo).
*La verdadera devoción a la Virgen María nos acerca siempre a Jesús, y «no
consiste ni en un estéril y transitorio sentimentalismo, ni en una vana
credulidad, sino que procede de la fe verdadera, que nos lleva a reconocer la
excelencia de la Madre de Dios y nos inclina a un amor filial hacia nuestra
Madre y a la imitación de sus virtudes»
(Lumen
gentium,
67). Amarla es comprometerse a escuchar a su Hijo, venerar a la Guadalupana
es vivir según las palabras del fruto bendito de su vientre (Angelus, 25 de
marzo).
*Acudimos a María en busca de consuelo, fortaleza y esperanza. Es la Madre del
verdadero Dios, que invita a estar con la fe y la caridad bajo su sombra, para
superar así todo mal e instaurar una sociedad más justa y solidaria (Angelus,
25 ded marzo).
MAYO
*No es fácil delinear la figura de una madre, porque contiene una riqueza de
vida difícil de describir; y eso resulta aún más arduo si se trata de María de
Nazaret, una mujer que es Madre de Jesús, del Hijo de Dios hecho hombre
(Discurso, 16 de mayo).
*En María de Nazaret se encuentra la riqueza de una vida que fue un «Heme
aquí» a Dios: es una madre que albergaba el deseo de tener siempre consigo a
su Hijo, pero sabe que es de Dios; tiene una fe y un amor tan grandes que
acepta que parta y cumpla su misión; es un repetir «Heme aquí» a Dios desde la
Anunciación hasta la cruz (Discurso, 16 de mayo).
OCTUBRE
*María ha ofrecido la propia carne, se ha puesto totalmente a disposición de
la voluntad divina, convirtiéndose en «lugar» de su presencia, «lugar» en el
que habita el Hijo de Dios (Homilía, 4 de octubre).
*La voluntad de María coincide con la voluntad del Hijo en el único proyecto
de amor del Padre y en ella se unen el cielo y la tierra, Dios creador y su
criatura. Dios se hace hombre, María se hace «casa viviente» del Señor, templo
donde habita el Altísimo (Homilía, 4 de octubre).
*Pero que el Hijo de Dios habite en la «casa viviente», en el templo, que es
María, nos lleva a otro pensamiento: donde Dios habita, reconocemos que todos
estamos «en casa»; donde Cristo habita, sus hermanos y sus hermanas jamás son
extraños (Homilía, 4 de octubre).
*María, que es la madre de Cristo, es también madre nuestra, nos abre la
puerta de su casa, nos guía para entrar en la voluntad de su Hijo (Homilía, 4
de octubre).
*Contemplando a María debemos preguntarnos si también nosotros queremos estar
abiertos al Señor, si queremos ofrecer nuestra vida para que sea su morada; o
si, por el contrario, tenemos miedo a que la presencia del Señor sea un límite
para nuestra libertad, si queremos reservarnos una parte de nuestra vida, para
que nos pertenezca sólo a nosotros (Homilía, 4 de octubre).
DICIEMBRE
*En María la Palabra de Dios encuentra escucha, recepción, respuesta; halla
aquel «sí» que le permite hacerse carne y venir a habitar entre nosotros (Angelus,
8 de diciembre).
*En María la humanidad, la historia, se abren realmente a Dios, acogen su
gracia, están dispuestas a hacer su voluntad (Angelus, 8 de diciembre).
*María es expresión genuina de la Gracia (Angelus, 8 de diciembre).
*La luz que promana de la figura de María nos ayuda también a comprender el
verdadero sentido del pecado original (Angelus, 8 de diciembre).
*En María está plenamente viva y operante esa relación con Dios que el pecado
rompe. En Ella no existe oposición alguna entre Dios y su ser: existe plena
comunión, pleno acuerdo. Existe un «sí» recíproco, de Dios a ella y de ella a
Dios. María está libre del pecado porque es toda de Dios, totalmente
expropiada para Él. Está llena de su Gracia, de su Amor (angelus, 8 de
diciembre).
*La doctrina de la Inmaculada Concepción de María expresa la certeza de fe de
que las promesas de Dios se han cumplido: su alianza no fracasa, sino que ha
producido una raíz santa, de la que ha brotado el Fruto bendito de todo el
universo, Jesús, el Salvador (Angelus, 8 de diciembre).
*La Inmaculada demuestra que la Gracia es capaz de
suscitar una respuesta; que la
fidelidad
de Dios sabe generar una
fe
verdadera y buena (Angelus, 8 de diciembre).
*Este es el significado de su ser sin pecado original: su relación con Dios
está libre de la más mínima fisura; no hay separación, no hay sombra de
egoísmo, sino una perfecta sintonía: su pequeño corazón humano está
perfectamente «centrado» en el gran corazón de Dios (Discurso, 8 de
diciembre).
*La Inmaculada nos dice que la salvación del mundo no es obra del hombre —de
la ciencia, de la técnica, de la ideología—, sino que viene de la Gracia
(Discurso, 8 de diciembre).
*María es llamada la «llena de gracia» (Lc
1, 28) y con esta identidad nos recuerda la primacía de Dios en nuestra vida y
en la historia del mundo; nos recuerda que el poder de amor de Dios es más
fuerte que el mal, puede colmar los vacíos que el egoísmo provoca en la
historia de las personas, de las familias, de las naciones y del mundo
(Discurso, 8 de diciembre).
*María nos dice que, por bajo que pueda caer el hombre, nunca es demasiado
bajo para Dios, que descendió a los infiernos; por desviado que esté nuestro
corazón (Discurso, 8 de diciembre).
*María Inmaculada nos habla de la alegría, esa alegría auténtica que se
difunde en el corazón liberado del pecado. El pecado lleva consigo una
tristeza negativa que induce a cerrarse en uno mismo. La Gracia trae la
verdadera alegría, que no depende de la posesión de las cosas, sino que está
enraizada en lo íntimo, en lo profundo de la persona y que nadie ni nada
pueden quitar (Discurso, 8 de diciembre).
*La alegría de María es plena, pues en su corazón no hay sombra de pecado.
Esta alegría coincide con la presencia de Jesús en su vida: Jesús concebido y
llevado en el seno, después niño confiado a sus cuidados maternos, luego
adolescente y joven y hombre maduro; Jesús a quien ve partir de casa, seguido
a distancia con fe hasta la Cruz y la Resurrección: Jesús es la alegría de
María y es la alegría de la Iglesia, de todos nosotros (Discurso, 8 de
diciembre).
*En el saludo del ángel, se llama a María «llena de
gracia»; en griego el término «gracia»,
charis, tiene la misma raíz lingüística de
la palabra «alegría». También en esta expresión se clarifica ulteriormente la
fuente de la alegría de María: la alegría proviene de la gracia; es decir,
proviene de la comunión con Dios, del tener una conexión vital con Él, del ser
morada del Espíritu Santo, totalmente plasmada por la acción de Dios
(Audiencia, 19 de diciembre).
*María es la criatura que de modo único ha abierto
de par en par la puerta a su Creador, se puso en sus manos, sin límites. Ella
vive totalmente de la
y en
relación con el Señor; está en actitud de escucha, atenta a captar los signos
de Dios en el camino de su pueblo (Audiencia, 19 de diciembre).
Recopilados por: P. Mariano Esteban Caro
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