Sumos Pontífices
Benedicto XVI
ALEGRIA
AÑO 2005
DICIEMBRE
*Esta alegría que
hemos recibido no podemos guardarla sólo para nosotros (Homilía, 18 de
diciembre).
*La alegría se debe
compartir siempre. Una alegría se debe comunicar (Homilía, 18 de diciembre).
*La alegría donada
volverá a nosotros (Homilía, 18 de diciembre).
*Tratemos de llevar
la alegría más profunda, la alegría de haber conocido a Dios en Cristo
(Homilía, 18 de diciembre).
AÑO 2006
JUNIO
*La fuente de la
alegría cristiana es la certeza de ser amados por Dios, amados personalmente
por nuestro Creador (Discurso, 5 de junio).
OCTUBRE
*Testimoniar la
alegría de ser cristianos: que éste sea vuestro compromiso común (Discurso, 7
de octubre).
AÑO 2007
FEBRERO
*El cristianismo nos
da la alegría, porque el amor da alegría (Diálogo, 17 de febrero).
*Sí, el cristianismo
nos anuncia la alegría; pero esta alegría sólo crece en el camino del amor y
este camino del amor guarda relación con la cruz, con la comunión con Cristo
crucificado (Diálogo, 17 de febrero).
MAYO
*Dios nos llena
continuamente de alegría y de bienes. Su alegría es nuestra fuerza (Encuentro,
10 de mayo).
DICIEMBRE
*La alegría cristiana
brota de esta certeza: Dios está cerca, está conmigo, está con nosotros, en la
alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad (Ángelus, 16 de
diciembre).
*Si se hace de la
felicidad un ídolo, se equivoca el camino y es verdaderamente difícil
encontrar la alegría de que habla Jesús (Ángelus, 16 de diciembre).
AÑO 2008
DICIEMBRE
*La alegría es parte
integrante de la fiesta. La fiesta se puede organizar; la alegría no. Sólo se
puede ofrecer como don; y, de hecho, nos ha sido donada en abundancia
(Discurso, 22 de diciembre).
*La alegría es el don
en el que se resumen todos los demás dones. Es la manifestación de la
felicidad, de estar en armonía consigo mismo, lo cual sólo puede derivar de
estar en armonía con Dios y con la creación (Discurso, 22 de diciembre).
*La alegría, por su
propia naturaleza, debe irradiarse, debe comunicarse (Discurso, 22 de
diciembre).
AÑO 2009
FEBRERO
*El cristiano
auténtico nunca está triste, aun cuando tenga que afrontar pruebas de distinto
tipo, porque la presencia de Jesús es el secreto de su gozo y de su paz
(Mensaje, 22 de febrero).
AGOSTO
*Si esta alegría
resurge en nosotros (por el hecho de que Dios
nos ha mostrado gratuitamente su rostro, su voluntad, a sí mismo), tocará
también el corazón de los no creyentes. Sin esta alegría no somos capaces de
convencer. Pero esta alegría, donde está presente, incluso sin pretenderlo,
posee una fuerza misionera (Homilía, 30 de agosto).
*Esta alegría suscita
en los hombres la pregunta de si aquí se halla verdaderamente el camino, si
esta alegría guía efectivamente tras las huellas de Dios mismo (Homilía, 30 de
agosto).
DICIEMBRE
*En eso consiste la
verdadera alegría: es sentir que un gran misterio, el misterio del amor de
Dios, visita y colma nuestra existencia personal y comunitaria (Ängelus, 13 de
diciembre).
*Para alegrarnos no
sólo necesitamos cosas, sino también amor y verdad: necesitamos al Dios
cercano que calienta nuestro corazón y responde a nuestros anhelos más
profundos (Ängelus, 13 de diciembre).
AÑO 2010
FEBRERO
*Vivimos una alegría
que no olvida el sufrimiento, sino que lo comprende (Homilía, 11 de febrero).
*Si uno ha encontrado la alegría
ha encontrado todo y ve todo en la luz del
amor divino (Lectio divina, 12 de febrero).
MARZO
*Gratitud y alegría
son actitudes fundamentales de la existencia cristiana (Discurso, 14 de
marzo).
*Sí, podemos estar
alegres porque sabemos que mi vida procede de Dios. No es una casualidad sin
sentido. Soy querido y soy amado (Discurso, 14 de marzo).
SEPTIEMBRE
*Participar en la vida de Dios,
Trinidad de Amor, es alegría completa (Exhortación Apostólica-2, 30 de
septiembre).
*Nosotros, llamados a la comunión con
Dios y entre nosotros, debemos ser anunciadores de este don (Exhortación
Apostólica-2, 30 de septiembre).
*Exhorto a todos los fieles a reavivar
el encuentro personal y comunitario con Cristo, Verbo de la Vida que se ha
hecho visible, y a ser sus anunciadores para que el don de la vida divina, la
comunión, se extienda cada vez más por todo el mundo (exhortación
Apostólica-2, 30 de septiembre).
*Comunicar la alegría que se produce en
el encuentro con la Persona de Cristo, Palabra de Dios presente en medio de
nosotros, es un don y una tarea imprescindible para la Iglesia (Exhortación
Apostólica.-2, 30 de septiembre).
*En un mundo que considera con
frecuencia a Dios como algo superfluo o extraño, confesamos con Pedro que sólo
Él tiene «palabras de vida eterna» [Jn
6,68] (Exhortación Apostólica-2, 30 de septiembre).
*No hay prioridad más grande que esta:
abrir de nuevo al hombre de hoy el acceso a Dios, al Dios que habla y nos
comunica su amor para que tengamos vida abundante
(Exhortación Apostólica-2, 30 de septiembre).
AÑO 2011
NOVIEMBRE
*Sólo practicando la
caridad, también nosotros podremos participar en la alegría de nuestro Señor (Angelus,
13 de noviembre).
DICIEMBRE
*La verdadera alegría
no es fruto del divertirse, entendido en el sentido etimológico de la palabra
di-vertere, es decir, desentenderse de los compromisos de la vida y de
sus responsabilidades (Angelus, 11 de diciembre).
*La verdadera alegría
está vinculada a algo más profundo. Ciertamente, en los ritmos diarios, a
menudo frenéticos, es importante encontrar tiempo para el descanso, para la
distensión, pero la alegría verdadera está vinculada a la relación con Dios
(Angelus, 11 de diciembre).
*Quien ha encontrado
a Cristo en su propia vida, experimenta en el corazón una serenidad y una
alegría que nadie ni ninguna situación le pueden quitar. San Agustín lo había
entendido muy bien; en su búsqueda de la verdad, de la paz, de la alegría,
tras haber buscado en vano en múltiples cosas, concluye con la célebre frase
de que el corazón del hombre está inquieto, no encuentra serenidad y paz hasta
que descansa en Dios [cf. Confesiones, I, 1, 1] (Angelus, 11 de
diciembre).
*La verdadera alegría
no es un simple estado de ánimo pasajero, ni algo que se logra con el propio
esfuerzo, sino que es un don, nace del encuentro con la persona viva de Jesús,
de hacerle espacio en nosotros, de acoger al Espíritu Santo que guía nuestra
vida (Angelus, 11 de diciembre).
AÑO 2012
MARZO
*Sin embargo, la verdadera paz y la
verdadera alegría sólo se encuentran abriéndose a la luz y confesando con
sinceridad las propias culpas a Dios (Angelus, 18 de marzo).
*La alegría es un elemento central de
la experiencia cristiana (Mensaje, 15 de marzo).
*La alegría es un testimonio importante
de la belleza y fiabilidad de la fe cristiana (Mensaje, 15 de marzo).
*La Iglesia tiene la vocación de llevar
la alegría al mundo, una alegría auténtica y duradera, aquella que los ángeles
anunciaron a los pastores de Belén en la noche del nacimiento de Jesús
(Mensaje, 15 de marzo).
*La aspiración a la alegría está
grabada en lo más íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones
inmediatas y pasajeras, nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y
perdurable, que pueda dar «sabor» a la existencia (Mensaje, 15 de marzo).
*Cada día el Señor nos ofrece tantas
alegrías sencillas: la alegría de vivir, la alegría ante la belleza de la
naturaleza, la alegría de un trabajo bien hecho, la alegría del servicio, la
alegría del amor sincero y puro (Mensaje, 15 de marzo).
*Si miramos con atención, existen
tantos motivos para la alegría: los hermosos momentos de la vida familiar, la
amistad compartida, el descubrimiento de las propias capacidades personales y
la consecución de buenos resultados, el aprecio que otros nos tienen, la
posibilidad de expresarse y sentirse comprendidos, la sensación de ser útiles
para el prójimo (Mensaje, 15 de marzo).
*Todas las alegrías auténticas, ya sean
las pequeñas del día a día o las grandes de la vida, tienen su origen en Dios,
aunque no lo parezca a primera vista, porque Dios es comunión de amor eterno,
es alegría infinita que no se encierra en sí misma, sino que se difunde en
aquellos que Él ama y que le aman (Mensaje, 15 de marzo).
*Dios nos ha creado a su imagen por
amor y para derramar sobre nosotros su amor, para colmarnos de su presencia y
su gracia (Mensaje, 15 de marzo).
*Dios quiere hacernos partícipes de su
alegría, divina y eterna, haciendo que descubramos que el valor y el sentido
profundo de nuestra vida está en el ser aceptados, acogidos y amados por Él, y
no con una acogida frágil como puede ser la humana, sino con una acogida
incondicional como lo es la divina: yo soy amado, tengo un puesto en el mundo
y en la historia, soy amado personalmente por Dios. Y si Dios me acepta, me
ama y estoy seguro de ello, entonces sabré con claridad y certeza que es bueno
que yo sea, que exista (Mensaje, 15 de marzo).
*Este amor infinito de Dios para con
cada uno de nosotros se manifiesta de modo pleno en Jesucristo. En Él se
encuentra la alegría que buscamos (Mensaje, 15 de marzo).
*La primera causa de nuestra alegría es
la cercanía del Señor, que me acoge y me ama (Mensaje, 15 de marzo).
*La alegría cristiana es abrirse a este
amor de Dios y pertenecer a Él (Mensaje, 15 de marzo).
*Esta profunda alegría es fruto del
Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios, capaces de vivir y gustar su
bondad, de dirigirnos a Él con la expresión «Abba», Padre. La alegría es signo
de su presencia y su acción en nosotros (Mensaje, 15 de marzo).
*Encontrar y conservar la alegría
espiritual surge del encuentro con el Señor, que pide que le sigamos, que nos
decidamos con determinación, poniendo toda nuestra confianza en Él (Mensaje,
15 de marzo).
*Buscar la
alegría en el Señor: la alegría es fruto de la fe, es reconocer cada día su
presencia, su amistad: «El Señor está cerca» [Flp
4,5]; es volver a poner nuestra confianza en Él, es crecer en su conocimiento
y en su amor (Mensaje, 15 de marzo).
*Un cristiano nunca puede estar triste
porque ha encontrado a Cristo, que ha dado la vida por él (Mensaje, 15 de
marzo).
*Buscar al Señor, encontrarlo,
significa también acoger su Palabra, que es alegría para el corazón (Mensaje,
15 de marzo).
*La Liturgia en particular, es el lugar
por excelencia donde se manifiesta la alegría que la Iglesia recibe del Señor
y transmite al mundo (Mensaje, 15 de marzo).
*La alegría cristiana nace del saberse
amados por un Dios que se ha hecho hombre, que ha dado su vida por nosotros y
ha vencido el mal y la muerte; es vivir por amor a él (Mensaje, 15 de marzo).
*La alegría está íntimamente unida al
amor; ambos son frutos inseparables del Espíritu Santo. El amor produce
alegría, y la alegría es una forma del amor (Mensaje, 15 de marzo).
*Pensando en los diferentes ámbitos de
vuestra vida, quisiera deciros que amar significa constancia, fidelidad, tener
fe en los compromisos. Y esto, en primer lugar, con las amistades. Nuestros
amigos esperan que seamos sinceros, leales, fieles, porque el verdadero amor
es perseverante también y sobre todo en las dificultades. Y lo mismo vale para
el trabajo, los estudios y los servicios que desempeñáis. La fidelidad y la
perseverancia en el bien llevan a la alegría, aunque ésta no sea siempre
inmediata (Mensaje, 15 de marzo).
*Para entrar en la alegría del amor,
estamos llamados también a ser generosos, a no conformarnos con dar el mínimo,
sino a comprometernos a fondo, con una atención especial por los más
necesitados (Mensaje, 15 de marzo).
*A propósito de generosidad, tengo que
mencionar una alegría especial; es la que se siente cuando se responde a la
vocación de entregar toda la vida al Señor. Queridos jóvenes, no tengáis miedo
de la llamada de Cristo a la vida religiosa, monástica, misionera o al
sacerdocio. Tened la certeza de que colma de alegría a los que, dedicándole la
vida desde esta perspectiva, responden a su invitación a dejar todo para
quedarse con Él y dedicarse con todo el corazón al servicio de los demás
(Mensaje, 15 de marzo).
*Es grande la alegría que Él regala al
hombre y a la mujer que se donan totalmente el uno al otro en el matrimonio
para formar una familia y convertirse en signo del amor de Cristo por su
Iglesia (Mensaje, 15 de marzo).
*Hay vínculo estrecho entre la comunión
y la alegría (Mensaje, 15 de marzo).
*Para permanecer en la alegría, estamos
llamados a vivir en el amor y la verdad, a vivir en Dios (Mensaje, 15 de
marzo).
*La voluntad de Dios es que nosotros
seamos felices. Por ello nos ha dado las indicaciones concretas para nuestro
camino: los Mandamientos. Cumpliéndolos encontramos el camino de la vida y de
la felicidad. Aunque a primera vista puedan parecer un conjunto de
prohibiciones, casi un obstáculo a la libertad, si los meditamos más
atentamente a la luz del Mensaje de Cristo, representan un conjunto de reglas
de vida esenciales y valiosas que conducen a una existencia feliz, realizada
según el proyecto de Dios (Mensaje, 15 de marzo).
*Cuántas veces, constatamos que
construir ignorando a Dios y su voluntad nos lleva a la desilusión, la
tristeza y al sentimiento de derrota. La experiencia del pecado como rechazo a
seguirle, como ofensa a su amistad, ensombrece nuestro corazón (Mensaje, 15 de
Marzo).
*Aunque a veces el camino cristiano no
es fácil y el compromiso de fidelidad al amor del Señor encuentra obstáculos o
registra caídas, Dios, en su misericordia, no nos abandona, sino que nos
ofrece siempre la posibilidad de volver a Él, de reconciliarnos con Él, de
experimentar la alegría de su amor que perdona y vuelve a acoger (Mensaje, 15
de marzo).
*Sabemos que Cristo crucificado y
resucitado está con nosotros, es el amigo siempre fiel. Cuando participamos en
sus sufrimientos, participamos también en su alegría. Con Él y en Él, el
sufrimiento se transforma en amor. Y ahí se encuentra la alegría ( Mensaje, 15
de marzo).
*No podemos conservar para nosotros la
alegría de la fe; para que ésta pueda permanecer en nosotros, tenemos que
transmitirla (Mensaje, 15 de marzo).
*A veces se presenta una imagen del
Cristianismo como una propuesta de vida que oprime nuestra libertad, que va
contra nuestro deseo de felicidad y alegría. Pero esto no corresponde a la
verdad. Los cristianos son hombres y mujeres verdaderamente felices, porque
saben que nunca están solos, sino que siempre están sostenidos por las manos
de Dios (Mensaje, 15 de marzo).
*Sobre todo vosotros, jóvenes
discípulos de Cristo, tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una
felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los
cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los
primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe. El Evangelio es
la «buena noticia» de que Dios nos ama y que cada uno de nosotros es
importante para Él. Mostrad al mundo que esto de verdad es así (Mensaje, 15 de
marzo).
*Por lo tanto, sed misioneros
entusiasmados de la nueva evangelización. Llevad a los que sufren, a los que
están buscando, la alegría que Jesús quiere regalar. Llevadla a vuestras
familias, a vuestras escuelas y universidades, a vuestros lugares de trabajo y
a vuestros grupos de amigos, allí donde vivís. Veréis que es contagiosa. Y
recibiréis el ciento por uno: la alegría de la salvación para vosotros mismos,
la alegría de ver la Misericordia de Dios que obra en los corazones (Mensaje,
15 de marzo).
DICIEMBRE
*El cristianismo es esencialmente un
«evangelio», una «alegre noticia», aunque algunos piensan que es un obstáculo
a la alegría porque ven en él un conjunto de prohibiciones y de reglas. En realidad
el cristianismo es el anuncio de la victoria de la Gracia sobre el pecado; de
la vida sobre la muerte. Y si comporta renuncias y una disciplina de la mente,
del corazón y del comportamiento es precisamente porque en el hombre existe la
raíz venenosa del egoísmo que le hace daño a él mismo y a los demás. Así que
es necesario aprender a decir no a la voz del egoísmo y a decir sí a la del
amor auténtico (Discurso, 8 de diciembre).
Recopilados por: P. Mariano Esteban Caro
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